Ubuntu, 2do asalto

A la segunda ha ido la vencida, y ha sido con la instalación de "modo gráfico seguro", o algo así. La verdad es que es muy cómoda y está muy bien. Incluso hice la maldad de hacerle reducir una partición NTFS para hacer sitio en el disco. Y oye, sin problemas. Aunque todo sea dicho, hasta que no entré en XP y comprobé que no había pegado un tijeretazo sin más no me lo terminé de creer.

Después de la propia instalación, y de que saliese esa preciosa pantalla del mismo color que lo que había en el pañal de mi hija esta mañana, llegó el momento de las actualizaciones automáticas -que ahora parece que las ha inventado windows, cuando es algo que ha tenido Debian de toda la vida-. Se actualizaron 120 paquetes y apareció otro icono muy clarito de "hay hardware con drivers propietarios, tu verás que llevas gafas".

Vale, actualicé también los drivers propietarios, es decir el módem y la tarjeta gráfica -Nvidia GForce4 con 32MB, vamos de las raras- y ahí la volvimos a cagar, porque una vez instalada y reiniciado, otra vez mi vieja amiga la pantalla negra y nada mas. Ale, segundo fiasco. Y vale que el problema es de los drivers propietarios a los que los programadores de Ubuntu no tienen acceso, pero eso al usuario de a pie se la trae bastante floja, y con estos problemas o es masoca -que de todo hay- o se vuelve a su XP que los drivers son igual de propietarios pero funcionan.

Pero como ya tenía ganas de dejarlo instalado -desistiendo de hacerlo de una forma limpia y elegante- esta vez me pasé a la consola, cambié la configuración en /etc/X11 y con un poquito más de esfuerzo volvió a funcionar. Sólo me quedaba la resolución, que los 800x600 como que se quedan escasos. Y ahí si me parece sensato que el autodetect se quede con un monitor plug'n'play y no el LCD 1400x1050 que tiene el portátil.

En fin, que de momento me voy a esperar antes de recomendárselo a usuarios "no avanzados", porque no me gusta mucho lo de estar de soporte técnico 24x7.