Esta semana nos hemos vuelto a encontrar con una noticia de esas que dicen que los seguidores de un equipo de fútbol se han liado a leches con un hincha de otro equipo. Paliza, además, que fue grabada y hemos podido ver en todos los telediarios -en horarios infantiles, pero esa es otra historia-.
Ante esta situación no queda más camino que el de condenar a estos tipos y estas actitudes, que nada tienen que ver con el espíritu del fútbol, ni del deporte. Y que la sociedad sabe que son cuatro desalmados y bla bla bla...
Y lo mismo con cierto incidente en la pasada campaña electoral, en la universidad de Santiago -luego se repitió en otras-, donde otra panda pretendió liarse a hostias con una lideresa política. Y a nadie se le ha pasado por la imaginación pensar que todos los gallegos van golpeando a los políticos con los que se cruzan.
Como dije, soy jugador de rol, y no dejo de ver cómo cada vez que sale un tema escabroso relacionado con mi afición, todos los jugadores de rol caemos en el mismo saco de depravados y enfermos mentales, que vamos acuchillando a gente en las paradas de autobús, y que vamos matando a la gente con katanas -curioso caso este, porque el individuo en cuestión no jugaba a rol sino con una consola, pero eso también es otro asunto-.
Así que tras una breve reflexión llego a la conclusión que hay que ver qué compresivos somos cuando salpica el escándalo a lo que nos afecta, sea el equipo de fútbol, el partido político o la localidad. Y qué comprensivos somos, y queremos que sean todos, con nuestras aficiones, dejando clara la diferencia este estas y los locos que se dedican a las mismas. Hay que ver qué comprensivos somos cuando nos interesa.
jueves, 27 de marzo de 2008
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