Me lo puedo imaginar perfectamente. Debió ser algo así:
El Presidente del Gobierno entra en el Consejo o Conseja de Ministros y Ministras con cara seria, lo que contrasta con el jolgorio allí reinante. El cántico que le recibe de ¡España, España! no contribuye a que le mejore el ánimo. Mira a un lado y ve a Fulanito con la camiseta de La Roja encima de su traje de Armani, y a Menganita con la bufanda atada a la muñeca izquierda y los colores nacionales en los gordos mofletes -de la cara-.
Esto es una insensatez y una ordinariez, espeta a sus Ministros y Ministras. Los gritos de ¡Oe, oeoeoe, oe, oe! Van decayendo a medida que sus acólitos y acólitas descubren el humos del Jefe. Sólo hay uno o una, con la nariz más roja de lo habitual, que sigue a lo suyo: ¡Campeones, Campeones, Oe Oe Oe!
¿Qué pasa Jefe? ¿No te has enterado que hemos ganado la Vinagrera de Plata? Es la Ensaladera, y claro que me he enterado, corrige mientras deja caer encima de la mesa las portadas de todos los periódicos de tirada nacional.
Los Ministros y Ministras se acercan a verlos, aunque les suenan esas fotos. ¿Puede alguien decirme qué falta en esas fotos, pardiez? Estos y aquellas se miran unos y unas a otros y otras, preguntándose quién a tomado más segoviano, si ellos y ellas o el Presi. El cava -dice uno-, no se ve claro que sea cava en lugar de champange. No, no es eso. No hay paridad -dice otra- de felices y felizas en esa foto. Que no joder, tampoco es eso.
Los Ministros y Ministras ponen su mejor cara de pensar, pero ni por esas. Nosotros, recontrapardiez. Los Miembros y Miembras del Gobierno de las Españas del buen rollito -los mas avispados empiezan a ver por dónde van los tiros- no salimos en esa foto. Tampoco -apunta otra, avispada suprema- salimos en las de Fernando Alonso, ni en las de Contador. Exacto -enfatiza el Presi-, no salimos nunca en esas fotos; ¿así cómo nos vamos a puntar esos tantos? Hasta los mas tontos ya saben de qué va el asunto.
He decidido que esto es una desfachatez, y que tenemos que poner una solución. Y yo la tengo. Vamos a crear un Ministerio del Deporte, y vamos a salir en todas esas fotos, y a apuntarnos todos esos tantos como propios, al más puro estilo Espe.
Pero -se oye un susurro muy al fondo- ya hay una Secretaría de Estado para el Deporte. Silencio. Además -continúa muy a su pesar-, las transferencias de esto también están transferidas, ¿en qué va a mejorar nada con Ministerio del Deporte? Hará falta una dotación presupuestaria -dice uno o una de los primeros o primeras-.
El Presi responde con una sonrisa mucho más parecida a un astuto lobo que a un asustado bambi. Dejad de decir estupideces. ¿Acaso yo he dicho nada de dinero? Con esto vamos a hacer como con la ley de dependencia, la de igualdad o la de la memoria histórica. Nosotros lo creamos de buen rollo, salimos en la foto, y de poner pasta ya hablamos otro día. Mientras tanto que sigan siendo los deportistas y deportistos y sus familias y familios los que dediquen su tiempo, sus ganas y su dinero como han venido haciendo hasta ahora, que se les da muy bien.
Un coro de aplausos acoge la idea. Muchos y muchas no tienen claro ni clara la acogida o acogido que tendrá la idea o el ideo, pero el jefe es el jefe y ahí está, gobernando de pura chimba y contra todo pronóstico.
La noticia la contarán los periódicos más o menos así y así, pero lo mejor de todo no será eso. Lo mejor de todo será el comentario que José Ramón de la Morena hará sobre el particular al día siguiente: "Si os queréis apuntar los éxitos de la lluvia, también os echaremos la culpa de la sequía".
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