En estas fiestas navideñas que acaban de concluir, con la excusa de hacer un Belén de plastilina en la case de mi hija mayor, los profesores del cole les encargaron una manualidad de esas que están más orientadas a los padres que a los enanos.
El caso es que un buen día de primeros de diciembre nos dijeron que iban a hacer un belén de plastilina en la clase, que habían sorteado las figuras, y nos había tocado el Rey Melchor –un disgusto para mi hija, que quería a María-. En una de las pocas ocasiones en las que las tareas son hechas con alegría y presteza, Enara buscó la plastilina que tenemos por casa e hizo un muñeco bastante apañao –no olvidemos que estamos hablando de una clase de primaria de 6 años-.
Pero hete que no, que como decía, esta es una manualidad de esas que encargan a los niños para que las hagamos los padres, y resolvamos así algún tipo de frustración por no poder hacer cosas chulas. Y la prueba es cuando nos mandaron el siguiente muñeco de ejemplo para que viésemos por dónde iban los tiros:
Así que tocó replantear la idea, bajar a la papelería y hacernos con un buen surtido de colores. Mientras tanto, yo que tengo muy poca creatividad pero copio que da gusto, me puse a buscar imágenes por internet. Para inspirarnos.
Lo siguiente es el paso a paso del Rey Melchor que le tocó hacer a Enara, en el que yo le ayudé como autor intelectual, pero fue ella quién lo iba moldeando con sus manitas y añadiendo sus propios toques.
Lo primero, una base robusta para darle volumen y estabilidad, con unos pequeños detalles para delimitar el traje.
Luego los brazos. Como se puede ver, utilizamos palillos para asegurar la unión entre las distintas partes.
La cabeza fué de lo más fácil: Una bola de color carne de base y "churritos" de plastilina blanca para hacer barba y pelo. Se puede ver cómo está marcado hasta donde tenía que ponerlos, para no pasarse.
Lo siguiente la capa, de la que sobran todas las explicaciones, y dos bolitas para hacer de manos.
Llegados a este punto, yo le hubiese puesto una ese en el pecho y lo hubiese bautizado como Super Melchor, pero Enara tenía una idea mejor e hizo unas bolitas de plastilina blanca que fué pegando.
Ya sólo quedaban los últimos detalles: la corona para darle un aspecto regio, y el cofre. Bueno, y un par de ojos comprados en al misma tienda de manualidades:
Y este es el resultado final, con su camello. Que ese ya no lo hizo mi hija -aunque hubiese quedado mucho mejor de haberlo hecho, eso fijo- y con una generosa capa de Cola Blanca que alguien se empeñó en darle para protegerlo de los avatares del destino -y de una clase de niños de 6 años-:
Y aquí en su posición en el belén del cole:
Bromas a parte, la verdad es que es una experiencia muy bonita la de ayudarle a hacer algo del colegio más entretenido que las tareas de todos los días.
jueves, 23 de enero de 2014
martes, 7 de enero de 2014
¡Piratas!
Ha de saber su Excelencia
que la cosa anda jodida
que el hambre no da guarida
y se acaba la paciencia.
Ante esta triste evidencia
reniego del vasallaje
y me lanzo al abordaje
cagándome en su Excelencia.
“Me cago en su Excelencia”,
Delirios del Pirata, Suburbano.
Con estas dos estrofas empieza una de las canciones de Delirios del Pirata, de Suburbano. Aunque se la dedicaron a otro personaje –aficionado a inaugurar pantanos-, no cuesta imaginarse a uno de esos intrépidos piratas que un buen día de principios del siglo XVIII se cansó de tanta injusticia, se hizo con un veloz bergantín, una tripulación reclutada de entre lo mejor de cada casa, y se lanzó al mar en busca de grandes botines y de gloria.
Desde hace mucho tiempo sólo dirijo a D&D –versión 3.5, unos clásicos-, y tengo ganas de cambiar. Entre las muchas temáticas, la del Caribe en la edad de oro de la piratería es una de las que más me gusta, así que cuando vi por eBay el ¡Piratas! que editó Ludotecnia no me lo pensé dos veces y aquí lo tengo.
Es un juego que me trae muy buenos recuerdos, ya que forma parte de los primeros que probamos -Strombringer, AD&D y ¡Piratas!- cuando éramos jóvenes y teníamos tiempo de jugar todas las semanas. El sistema de juego no es complicado, y aunque hace mucho que debieron olvidarse de él, sigue siendo posible descargar la hoja de personaje de este enlace.
En breve iré poniendo algunos libros que he ido comprando para dar una correcta ambientación a las partidas, cuando quiera que sea que las juguemos.
que la cosa anda jodida
que el hambre no da guarida
y se acaba la paciencia.
Ante esta triste evidencia
reniego del vasallaje
y me lanzo al abordaje
cagándome en su Excelencia.
“Me cago en su Excelencia”,
Delirios del Pirata, Suburbano.
Con estas dos estrofas empieza una de las canciones de Delirios del Pirata, de Suburbano. Aunque se la dedicaron a otro personaje –aficionado a inaugurar pantanos-, no cuesta imaginarse a uno de esos intrépidos piratas que un buen día de principios del siglo XVIII se cansó de tanta injusticia, se hizo con un veloz bergantín, una tripulación reclutada de entre lo mejor de cada casa, y se lanzó al mar en busca de grandes botines y de gloria.
Desde hace mucho tiempo sólo dirijo a D&D –versión 3.5, unos clásicos-, y tengo ganas de cambiar. Entre las muchas temáticas, la del Caribe en la edad de oro de la piratería es una de las que más me gusta, así que cuando vi por eBay el ¡Piratas! que editó Ludotecnia no me lo pensé dos veces y aquí lo tengo.
Es un juego que me trae muy buenos recuerdos, ya que forma parte de los primeros que probamos -Strombringer, AD&D y ¡Piratas!- cuando éramos jóvenes y teníamos tiempo de jugar todas las semanas. El sistema de juego no es complicado, y aunque hace mucho que debieron olvidarse de él, sigue siendo posible descargar la hoja de personaje de este enlace.
En breve iré poniendo algunos libros que he ido comprando para dar una correcta ambientación a las partidas, cuando quiera que sea que las juguemos.
jueves, 2 de enero de 2014
Feliz 2014
Llevo con el blog en modo reposo desde hace casi dos años. El proyecto de El Pincel Pisador, unido a otros asuntos personales, me dejado poco tiempo -y ganas- para publicar también aquí. Siempre he tenido muy claro que escribir en el blog tiene que ser algo que apetece, no una obligación, y por eso tampoco he hecho nunca un esfuerzo por retomarlo. Eso si, tampoco me he planteado dar la aventura por concluida y cerrarlo definitivamente.
Ahora, quizá por esos ímpetus del año nuevo y los nuevos propósitos, he decidido retomarlo -a ver cuánto te dura, pensarán algunos-. Eso si, sin grandes ambiciones ni novedades, que ya voy estando viejo para cambiar.
Feliz 2014
Ahora, quizá por esos ímpetus del año nuevo y los nuevos propósitos, he decidido retomarlo -a ver cuánto te dura, pensarán algunos-. Eso si, sin grandes ambiciones ni novedades, que ya voy estando viejo para cambiar.
Feliz 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)