La verdad es que la cosa tiene guasa. A un iluminao se le ocurre la brillante idea de hacer una lista en la que se apunte la peña que no quiera recibir publicidad no solicitada -vamos, spam-.
La idea como tal no es mala. Absurda si, pero no mala. Y digo absurda porque ya me imagino yo a todos los que hacen spam telefónico consultando previamente dicha lista para respetar los respetables derechos de los que sufren -sufrimos- estas llamadas. Es que tengo mucha imaginación.
Pero donde se llega al límite del absurdo es cuando los que hacen la página web que soporta dicha lista son una panda de chapuceros -o el sobrino del jefe, que es muy espabilao y una máquina con el excel- dejando unos agujeros de seguridad como casas, y consiguen que sea razonablemente sencillo robar dicha lista.
Osea, que te apuntas ahí para que no me molesten y lo mismo esa lista llega a los mismos traficantes de datos personales que los van a vender para que te hagan spam.
Lo cuentan los de Security By Default en esta entrada.
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