Bien, a primeros de año apareció este aviso en el primero de los blogs:
Y este en el que había aparecido a rebufo:
No había que ser ningún genio para saber que esto iba a pasar. Y no voy a decir que me alegro, ni mucho menos, entre otras cosas porque pienso como ellos que los de la compañía de los muñecajos se sobran veinte pueblos con los precios. Pero claro, yo admito que ellos tienen el mismo derecho a poner los precios que les de la gana como yo lo tengo para dejar de comprar sus productos, porque nadie me obliga.
Pero no parece que todo el mundo piense así, y ahí es donde no salgo de mi asombro:
Aunque también están los que pasan de meterse en jaleos, pero no les falta generosidad con el tiempo y las preocupaciones de otros:
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