Un famoso médico ingles comenzó una conferencia sobre conflictos generacionales citando cuatro frases:
1). 'Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos'.
2). 'Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible.'
3). 'Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos.
4). 'Esta juventud esta malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura'
Después de estas cuatro citas, quedó muy satisfecho con la aprobación que los asistentes a la conferencia daban a cada una de las frases dichas.
Entonces, reveló el origen de las frases mencionadas:
La primera es de Sócrates (470-399 A.C )
La segunda es de Hesíodo (720 a.C.)
La tercera es de un sacerdote egipcio del año 2.000 a.C.
La cuarta estaba escrita en un vaso de arcilla descubierto en las ruinas de Babilonia y con más de 4.000 años de existencia.
Padres y Madres de familia: RELAJAOS PUES SIEMPRE FUE ASÍ...
martes, 17 de junio de 2008
Educación (y 2)
Lo siguiente no es mío. Me lo pasó este buen amigo que es Rafa, y no puedo mas que publicarlo aquí, a modo de continuación del artículo previo. Dice así:
miércoles, 11 de junio de 2008
Buenas prácticas de programación
Por lo visto, este consejo figura en la primera posición de manual de "buenas prácticas" de PERL -para quién no lo sepa, se trata de un lenguaje de programación-:
"Siempre programa como si la persona que acabe manteniendo tu código sea un violento psicópata que sabe dónde vives"
La verdad, me ha parecido buenísimo, y no sólo por lo gracioso que me resulta. Y es que a veces nuestro trabajo sería un poco más fácil si todos tuviésemos esto en la cabeza cuando estamos tirando líneas de código.
Por cierto, lo he visto en este enlace de barrapunto, puesto por alguien que firma como "explorer".
"Siempre programa como si la persona que acabe manteniendo tu código sea un violento psicópata que sabe dónde vives"
La verdad, me ha parecido buenísimo, y no sólo por lo gracioso que me resulta. Y es que a veces nuestro trabajo sería un poco más fácil si todos tuviésemos esto en la cabeza cuando estamos tirando líneas de código.
Por cierto, lo he visto en este enlace de barrapunto, puesto por alguien que firma como "explorer".
miércoles, 4 de junio de 2008
Educación
Es bien sabido por todos los que me conocen de mi afición a Arturo Pérez-Reverte y todo lo que escribe. A veces estoy muy de acuerdo con él y a veces menos de acuerdo. A primeros de año llegó a mis manos un enlace a un artículo en el que se despachaba bien a gusto. El envío a los amigos, especialmente a uno que es maestro -un abrazo Rafa, uno de mis tres lectores- fue obligado, y desde entonces le debo esta entrada.
Porque mi reacción primitiva -en los dos sentidos de la palabra- fue la de aplaudir ese artículo, porque no hay más que ver la juventud que tenemos -falta absoluta de respeto, botellón, fines de semana que empiezan los jueves-, que vamos como vamos -aprobados sin esfuerzo ni septiembre, analfabetismo funcional galopante- y todas esas frases facilonas que sabemos y utilizamos todos.
Pero tuvimos unas cuantas conversaciones -nosotros no discutimos- más que interesantes, en las que me hizo ver otro punto de vista. Un punto de vista que se resume en un cambio de la concepción de la enseñanza, de un sistema autoritario a otro participativo -lo siento, a mi lo de "democrático" no me encaja-.
Y la verdad es que puede que tenga razón. Puede que tengamos que abrir la mente, y aceptar que las cosas cambian. Y también tiene razón cuando dice que hay que conocer el sistema antes de criticarlo. O mejor dicho: para poder criticarlo.
Así que ni vamos tan mal -el informe Pisa 2006 lo deja muy claro, aunque cada uno interpreta lo que le interesa-, ni la juventud está tan perdida, ni el fin de los tiempos educativos está cerca. Sigo teniendo mis puntos de vista, y sigo sin estar de acuerdo con algunas de las cosas que él defiende, pero estoy con él en que el sistema no es peor que el antiguo con el que nos criamos.
Además, he añadido una frase que dijo a mi propio repertorio: "Cualquier tiempo, pasado, fue mejor". Las comas están puestas con toda la intención, y es que muchas veces algo nos parece bueno sólo porque ya no lo tenemos que sufrir –la memoria es caprichosa-.
Porque mi reacción primitiva -en los dos sentidos de la palabra- fue la de aplaudir ese artículo, porque no hay más que ver la juventud que tenemos -falta absoluta de respeto, botellón, fines de semana que empiezan los jueves-, que vamos como vamos -aprobados sin esfuerzo ni septiembre, analfabetismo funcional galopante- y todas esas frases facilonas que sabemos y utilizamos todos.
Pero tuvimos unas cuantas conversaciones -nosotros no discutimos- más que interesantes, en las que me hizo ver otro punto de vista. Un punto de vista que se resume en un cambio de la concepción de la enseñanza, de un sistema autoritario a otro participativo -lo siento, a mi lo de "democrático" no me encaja-.
Y la verdad es que puede que tenga razón. Puede que tengamos que abrir la mente, y aceptar que las cosas cambian. Y también tiene razón cuando dice que hay que conocer el sistema antes de criticarlo. O mejor dicho: para poder criticarlo.
Así que ni vamos tan mal -el informe Pisa 2006 lo deja muy claro, aunque cada uno interpreta lo que le interesa-, ni la juventud está tan perdida, ni el fin de los tiempos educativos está cerca. Sigo teniendo mis puntos de vista, y sigo sin estar de acuerdo con algunas de las cosas que él defiende, pero estoy con él en que el sistema no es peor que el antiguo con el que nos criamos.
Además, he añadido una frase que dijo a mi propio repertorio: "Cualquier tiempo, pasado, fue mejor". Las comas están puestas con toda la intención, y es que muchas veces algo nos parece bueno sólo porque ya no lo tenemos que sufrir –la memoria es caprichosa-.
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